Eran las 13:11 hrs del 11 de marzo de 1990 y una ovación atronó la sala del salón plenario del nuevo Congreso Nacional, ubicado en Valparaíso. Patricio Aylwin ( gobernó desde 1990 – 1994), de 71 años, ingresaba en medio de vítores a la sala donde minutos después asumiría como Presidente de la República. El primero en ser electo democráticamente en 14 años.
Aylwin saludó de la mano a Augusto Pinochet (régimen militar desde 11 septiembre 1973 – marzo 1990) , quien tras el golpe de Estado de 1973, encabezó el régimen militar que se extendió durante 14 años. El recién asumido presidente del Senado, Gabriel Valdés, tomó la palabra para tomar juramento al Presidente electo:
-«Señor Presidente electo, ¿Juráis o prometéis desempeñar fielmente el cargo de Presidente de la República, conservar la independencia de la nación, y guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes'»
-«Sí, juro», fue la firme respuesta de Aylwin.
Fue en ese momento cuando Augusto Pinochet (1973-1990) se levantó de su sillón y -como se ve en la imagen- comenzó a retirarse la banda presidencial, la que entregó a uno de sus edecanes. Aylwin recibió la suya, que a diferencia de la del entonces general no portaba el escudo nacional. El único elemento que pasó de manos de Pinochet a las de Aylwin fue la tradicional «Piocha de O’Higgins», que portan los jefes de Estado. Hubo un nuevo apretón de manos y más aplausos. Pinochet, su esposa Lucía Hiriart y sus ex ministros se retiraron del Congreso entre polarizadas pifias y aplausos.
Aylwin, en su calidad de Presidente de la República, procedió a tomar juramento a sus 21 ministros, con quienes minutos más tarde se trasladaría a Cerro Castillo para tomar la primera foto de gobierno. Una imagen que luego de 25 años fue reconstruida por La Tercera, en medio de anécdotas y recuerdos de un momento histórico.
Cerca de las 18:15 horas Patricio Aylwin llegó a la ciudad de Santiago. Minutos antes se había cambiado de automóvil para recorrer las calles a bordo de un descapotable. Hombres, mujeres y niños copaban las calles, patios e incluso árboles de la Alameda para presenciar la llegada del primer Presidente tras el retorno a la democracia. En calle Nataniel el cielo se llenó de papeles blancos, globos y colores de las banderas que flameaban. Aylwin saludaba alzando su brazo.
Los ministros comenzaron a llegar a La Moneda en medio de aplausos. Incluso -cuenta la prensa de la época- el recién nombrado titular de Transportes Carlos Correa entonó junto a la gente el tradicional grito «Y va caer», ahora en tiempo pasado: «Y ya cayó», en alusión a Pinochet y su régimen militar.
Una hora después el nuevo Presidente se asomó a través de uno de los balcones del Palacio de La Moneda. Eran las 19:14 hrs y Aylwin señalaba: «Gracias por este recibimiento tan alegre, tan entusiasta, tan afectuoso. Yo sé que esta alegría, este entusiasmo y este afecto no son para un hombre. Son para la Patria que se reencuentra con la libertad. Queremos un Chile de todos los chilenos, con todos los chilenos, para todos los chilenos».
Junto con calificar el 11 de marzo de 1990 como «un día histórico», Aywin destinó parte especial de su discurso para abordar las violaciones a los derechos humanos y la demanda por justicia.
«Chile vuelve a la democracia y vuelve sin violencia, sin sangre, sin odio. Vuelve por los caminos de la paz», enfatizó.
Aylwin prometió «crear caminos para que en el más breve plazo darles libertad real a todos los chilenos. No queremos más presos políticos en Chile. Yo les digo que es nuestra voluntad hacer todo lo humanamente posible porque la verdad resplandezca en la vida nacional, porque sólo la libertad nos hace libres, porque sólo en la verdad se construye la confianza ciudadana que permite asegurar una vida tranquila y en paz».
«Chile no quiere más violencia, no quiere más guerra, quiere paz. Yo sé que hay muchos chilenos que tienen hambre y sed de justicia, para mejorar sus condiciones de vida», recalcó.
De esta forma Patricio Aylwin daba inicio al primer gobierno democrático tras 14 años. El histórico dirigente, siete veces presidente de la DC y portavoz de la Concertación de Partidos por la Democracia, llegaba al gobierno con la misión de democratizar a la sociedad y esclarecer la verdad en torno a los detenidos desaparecidos y las violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura. Fue para estos efectos que el 25 de abril de 1990 se creó la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que luego de nueve meses de trabajó entregó el llamado «Informe Rettig» -el nombre viene de su presidente, Raúl Retttig- que concluye que 2.279 personas perdieron la vida entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990. De ellos, 164 son clasificados como víctimas de violencia política y 2.115 de violaciones a los DD.HH. [ http://www.gob.cl/informe-rettig/ ]
(Quiero agregar lo siguiente a esto: el 12 de Agosto de 2003 el presidente Ricardo Lagos dio a conocer al país su propuesta sobre Derechos Humanos y señaló entonces que el sufrimiento de las víctimas, de quienes fueron detenidos y encarcelados por razones políticos, la mayoría torturados, era inmenso. Decidió entonces crear una Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura que fuera capaz de determinar quienes sufrieron privación de libertad y tortura por razones políticas entre septiembre de 1973 y marzo de 1990.
El primer Informe de Verdad y Reconciliación llamado también Informe Rettig del gobierno de Patricio Aylwin dice que 2.769 personas perdieron la vida durante ese periodo de tiempo, fueron considerados como víctimas de la violencia política y de violaciones de los DDHH.
El segundo informe de la Comisión de Prisión política y Tortura entrega 27.255 testimonios aceptados como válidos. En este informe se aborda el contexto en que produjeron las detenciones y torturas; se examinan los diferentes periodos de la represión; se identifican los métodos de tortura utilizados; se hace un catastro de los recintos de detención; se analiza el perfil de las víctimas; se señalan las consecuencias que los tormentos tuvieron para los detenidos y sus familias y por último se presentan propuestas de reparación.. La elaboración de ese informa es una experiencia sin precedentes en el mundo, pues se reconstruye 31 años después un cuadro completo de la tremenda abyección que vivió nuestra Patria y busca crear las condiciones para recomponer nuestra memoria colectiva. Representa un acto de dignificación de las víctimas y un empeño por sanar las heridas de nuestra alma nacional. Quiero destacar que el 94% de las personas detenidas declararon haber sufrido tortura y 3.400 mujeres que prestaron testimonio declaran haber sido objeto de violencia sexual. Hay que tener presente también que durante los primeros años del régimen militar no hubo posibilidad de denunciar las torturas, sólo después de algunos años las personas empezaron a denunciar torturas con la ayuda o asesoría de organismos de defensa. Destacamos que la Comisión decidió calificar como especiales algunas situaciones de víctimas de prisión política y tortura: 102 menores de edad que fueron detenidos junto a sus padres; 11 que nacieron en prisión; 978 menores de edad que fueron detenidos por si mismos y no por la detención de sus padres.. La Comisión recibió además los testimonio de personas que estaban en gestación cuando fueron torturadas, así como personas que fueron engendradas producto de violaciones cometidas durante la privación de libertad de sus madres, lo que es también una forma de tortura. A todos ellos se l0s considera víctimas)
(Fuente del artículo: http://www.msn.com/es-cl/noticias/politics/a-25-a%c3%b1os-del-regreso-a-la-democracia-as%c3%ad-fue-el-d%c3%ada-en-que-asumi%c3%b3-patricio-aylwin-como-presidente/ar-AA9Dx2m http://www.latercera.com e incorporación del comentario entre paréntesis al final con datos tomados desde el Informe de la Comisión Nacional de Prisión Política y Tortura por patricia roi jonas, y selección de Alcaíno Cortez)
Espacio de Alcaino 